¿Necesitas brackets? Aprende a reconocer si son para ti

¿Crees que necesitas brackets, pero no estás seguro si cumples con las condiciones para optar por este tratamiento de ortodoncia? ¡Aquí te contamos cuáles son!

¿Cómo saber si necesitas brackets?

Si estás considerando la posibilidad de someterte a un tratamiento de ortodoncia con brackets, existen una serie de signos en la odontología que te pueden indicar si es necesario:

1. Malposición dental: la falta de alineación adecuada de los dientes puede ser señal de la necesidad de usar brackets. La mala posición de los dientes puede manifestarse en forma de dientes apiñados o desalineados, lo cual afecta tanto la estética como la función dental.
2. Diastemas: son los espacios excesivos que se forman entre los dientes. Los dientes separados pueden facilitar la acumulación de placa bacteriana y aumentar el riesgo de caries dental y enfermedad periodontal (como la gingivitis). Por lo tanto, es importante corregir esa separación con tratamiento de brackets.
3. Pérdida prematura de dientes: la pérdida de dientes permanentes puede provocar una mala alineación, debido a que el resto tenderá a moverse. Para evitar problemas adicionales en el futuro, los brackets podrían ayudar a corregir la alineación dental.
4. Desgaste anormal de los dientes: el desgaste excesivo o anormal de los dientes puede ser un signo de maloclusión dental y requiere de tratamiento ortodóntico para corregir la alineación y la oclusión.
5. Dolor en la articulación temporomandibular (ATM): puede estar asociado a problemas de maloclusión dental que ejercen una presión adicional sobre la ATM. Un tratamiento con brackets puede ayudar a mejorar la función de la mandíbula y aliviar el dolor. 
6. Dificultad para abrir o cerrar la boca: esto puede ser un signo de maloclusión dental o problemas articulares. El tratamiento ortodóntico corrige la alineación de los dientes y mejora la función mandibular.
7. Asimetría facial: puede ser consecuencia de una discrepancia en la posición del hueso maxilar superior o inferior. Esto causa problemas como dolor de mandíbula, dificultades para comer o dolores de cabeza. Hay casos en los que un tratamiento de ortodoncia ayuda a corregir la asimetría facial, sin necesidad de cirugía.
8. Apiñamiento dental: aparece por la falta de espacio para la erupción adecuada de los dientes. Esto genera problemas como los dientes torcidos y afecta la salud dental debido a que dificulta la higiene con hilo dental y el cepillado. Para corregir el apiñamiento es necesario un tratamiento de ortodoncia.
9. Problemas de mordida: los brackets ayudan a corregir la sobremordida (dientes superiores están más adelante que los dientes inferiores), la mordida cruzada (dientes superiores quedan detrás de los inferiores) o la mordida abierta (imposibilidad de cerrar los dientes frontales o posteriores).
10. Problemas de habla: pueden estar asociados con maloclusiones dentales o problemas de alineación de los dientes, que pueden beneficiarse del tratamiento ortodóntico con brackets para corregir la posición de los dientes y mejorar la función del habla.

Los brackets son cosa del pasado

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Lo más recomendable es comenzar el tratamiento de ortodoncia a una edad temprana (entre los 10 y 14 años, una vez se muden todos los dientes de leche). Sin embargo, nunca es tarde para corregir el problema que tengas.

Si experimentas alguno de estos signos o estás preocupado por la alineación de tus dientes, consulta a un ortodoncista. Una evaluación profesional permitirá determinar si el tratamiento con brackets es adecuado para ti y por cuánto tiempo lo necesitas.

¿Qué tipo de brackets es ideal para ti?

Existen diferentes tipos de brackets, según el material con el que están hechos o, por ejemplo, la zona en la que se ubican. Aquí te explicamos en qué casos pueden ser adecuados para ti: 

• Brackets metálicos: son los brackets tradicionales, fabricados en acero o titanio. Usan unas ligaduras o gomas que ayudan a fijar el arco. Son visibles y más económicos que otro tipo de brackets. Esta opción es ideal si buscas una opción resistente y asequible, sin preocuparte por la apariencia. 

• Brackets cerámicos: son tan eficientes como los brackets metálicos, pero tienen un color similar al de los dientes, así que son menos notorios. Si prefieres algo más discreto y estás dispuesto a hacer una inversión un poco mayor, esta es la solución.

• Brackets de zafiro: son prácticamente transparentes y muy estéticos. Los arcos, gomas y ligaduras del tratamiento son de color blanco. La desventaja es que son algo frágiles. Es la mejor opción si buscas discreción máxima y estás dispuesto a dedicar un poco más de cuidado.

• Brackets autoligables: utilizan clips en lugar de ligaduras para sujetar cada bracket al arco. Este mecanismo ayuda a reducir la fricción. Ideal si quieres menos fricción y menos visitas al ortodoncista.

• Brackets linguales: el tratamiento de ortodoncia es similar al tradicional, con la diferencia de que se coloca en la parte interior de los dientes, así que es invisible. Esta opción es perfecta para ti si deseas una ortodoncia completamente oculta y estás dispuesto a adaptarte a un ajuste más largo.
• Brackets transparentes: son unos alineadores transparentes, prácticamente imperceptibles a la vista y se pueden retirar a la hora de comer. Es ideal si quieres un tratamiento de ortodoncia resistente y duradero, pero que no se note a simple vista.

Es importante consultar con tu ortodoncista para elegir el tipo de brackets que mejor se adapte a tus necesidades y objetivos. Debes tener en cuenta que el tratamiento dental puede tener una duración de algunos meses o incluso años, dependiendo de lo que requieras. Además, será necesario usar retenedores para que los resultados duren por largo plazo.

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